Hace unos meses 300 empleados escuchaban con atención el discurso del vicepresidente de una gran compañía.
— “El cambio es esencial hoy en día. Nos garantiza estar actualizados y nos posibilita seguir en la cresta de la ola. Estoy seguro de que seremos capaces de afrontar los cambios que nuestra empresa requiere…”
Lo cierto es que nadie mostraba estar especialmente emocionado. Todos parecían adivinar lo que se les avecinaba…
Alguien hizo el siguiente comentario: — No digas “estoy seguro de que seremos capaces” cuando en realidad quieres decir “espero que seáis capaces porque vosotros sois los que tenéis que llevarlo a cabo”
(…)
El cambio no será eficaz si el líder no lidera el cambio con su ejemplo. ¿por qué? Porque el ejemplo es lo que convence a las personas; no las palabras. Lo contrario es como andar sin movernos; es imposible. Quien espera que los demás produzcan el cambio no entienden la verdadera dimensión. En el fondo, el cambio no se lleva a cabo en “las cosas”, sino en “las personas”.
Un error habitual de la dirección de la empresa es esperar a que los empleados produzcan el cambio. No nos damos cuenta que donde hay cambio se requieren líderes que sean responsables de ese cambio… líderes que vayan al frente, los primeros… liderando. Un líder no lo es con el fin de recibir premios, sino para hacer lo que nadie desea hacer.
Un líder del cambio debe estar preparado para sufrir decepciones. De hecho, si no eres decepcionado posiblemente sea porque no hace falta un líder. Los problemas requieren líderes, no personas listas para echar culpas. El líder es el responsable de los malos resultados y coparticipe de los buenos.
9 consejos para una eficaz gestión del cambio:
1.) Todo cambio no es sinónimo de mejora
En el cambio sólo hay una cosa clara y es que habrá cambio. Ninguna otra cosa está garantizada. No implica que sea bueno o malo. No implica que sea aceptado o no. No implica mejorar ni empeorar. Empresas muy serias han afrontado importantes procesos de cambio. Cambios que les han llevado varios años. Para finalmente darse cuenta de que el cambio no les ha producido ningún beneficio y sí una carga de trabajo mayor. Las más inteligentes han vuelto al modo de trabajo anterior. Cambiar no implica mejorar.
2.) Sin cambio no habrá progreso
Puede que el cambio no produzca los beneficios que buscamos. Pero sólo cuando cambiamos, podemos mejorar ese cambio infructuoso o la situación en la que nos encontremos. Cuando el cambio es malo, tenemos la gran posibilidad de aprender y hacer un mejor cambio. Sin duda alguna, sólo podemos crecer a través del cambio. Es totalmente imposible crecer sin cambiar. No conozco a nadie que haya crecido sin cambiar nada.
3.) El cambio es inevitable, lo que hagas es opcional
La evolución del mundo se produce a través del cambio. Es algo que sencillamente no podemos evitar. Y si todo cambia ¿qué podemos hacer? Lo que está claro es que, quieras o no quieras, vas a cambiar. Lo que debes decidir es si vas a cambiar por tu propia decisión o vas a dejar que el mundo te cambie a ti. La primera actitud es proactiva y la segunda reactiva. La primera puede conllevar incertidumbre, pero la segunda nunca suele gustar.
4.) Aquello que es fácil cambiar no tiene porqué ser cambiado.
Siempre hay una gran tentación en tratar de cambiar lo que es fácil en las organizaciones que necesitan cambio. Es como tratar de demostrarse que se están cambiando cosas, como si el cambio fuera sinónimo de mejora… pero los cambios innecesarios, no producen los resultados necesarios. Invertir recursos en cambiar lo fácil, quizá no conlleve mucho esfuerzo, ni mucha inversión… pero sí consume esperanzas. Si cambias y no hay resultados, enviarás el mensaje de no saber qué es lo que se necesita cambiar… y es en esas situaciones cuando todo el mundo opina y se produce mayor confusión. El general no manda a sus hombres a cansarse en el campo de batalla, los envía a ganar la batalla.
5.) Diferencia cambios estéticos de cambios necesarios.
Los cambios previstos deben pasar el test de ¿estético o necesario? Los efectos de los cambios estéticos duran sólo unas pocas horas y si queremos curarnos de algo, no lo haremos a través de una sobredosis de cambios estéticos. Más bien nos creará una indigestión severa. Seamos realistas, los cambios estéticos no suelen ser necesarios y los necesarios no suelen ser ni estéticos ni fáciles. Por eso se requieren líderes para el cambio. Porque no es fácil. Si no, no harían falta líderes. Todo saldrían perfecto y no se requerirían responsables, personas con el coraje para navegar en la incertidumbre.
6.) El cambio no es en la empresa, sino en las personas.
En todo cambio debe haber dos cambios. Si no los hay, no habrá ningún cambio. Dos o nada. El primer cambio es en lo que hacen y dejan de hacer las personas. Ese cambio será el que produzca el cambio que busca la empresa. El primer cambio produce el segundo cambio, y no al revés. No puede haber un cambio en la empresa, si previamente no ha habido un cambio en las personas. ¿Por qué esperar que la empresa cambie, sin cambiar algo en las personas? El cambio, es en realidad en las personas. Por eso el centro del cambio deben ser las personas. Si ellas no cambian, no habrá cambio en la empresa. El cambio es un examen de actitud de los implicados en el cambio. Para tener éxito, debes ayudarles en su actitud. Comienza por dejar de gestionar personas y pasa a liderarlas. Ayudará mucho. Si no, el cambio será un problema.
7.) Siempre hay algo que necesita ser cambiado, al menos una vez al año.
Exactamente ¿cómo vas a mejorar la compañía sin que haya cambios? ¿cómo vamos a mejorar los resultados con respecto al año anterior, sin que haya cambios? Eso sí que es fe. Lo malo es que hasta la fe lleva una dosis de esfuerzo. Si no identificamos nada que debamos cambiar en todo un año de trabajo… Houston tenemos un problema porque no vamos a poder mejorar. Encuentra cosas que cambiar y cámbialas. Hazlo un año tras otro. Quizá puede que no se mejore lo que uno quiere con cambios pequeños, pero como te aseguro que no se mejora es haciendo lo mismo una y otra vez. Además, al cabo de 3 ó 4 años, pequeños cambios supondrán un gran cambio. Crecimiento por otra parte.
¿Lecciones aprendidas este año? ¿Qué debemos cambiar?
8.) “El cambio no es sólo cambio, es sobre todo sobre obstáculos”
La palabra cambio produce escalofríos. Pero ¿por qué? El cambio es básicamente un camino de obstáculos. Pero podemos adoptar dos actitudes:
- Esperar a irlos sorteando según nos aparezcan. Si el cambio ya de por sí es incertidumbre, esperar a que aparezcan y actuar sobre la marcha es como estar muy sanos y caer en una urna de serpientes esperando salir con vida.
- Identificar los obstáculos y planificar sobre ellos. Sólo cuando identificamos al enemigo, podemos tener posibilidades de salir victoriosos. Volviendo al ejemplo anterior, quizá podríamos prender una hoguera, llevar un antídoto anti mordeduras y ponernos un traje especial… o incluso evitar la situación y tomar otra decisión. Si identificamos problemas, podremos planificar en consecuencia. Pura gestión de riesgos.
Dos pasos. Identificar obstáculos y actuar en conocimiento de esos obstáculos.
9.) Comprende el cambio.
Si no lo puedes explicar bien, es que no lo entiendes suficientemente, decía Einstein. No esperes que los demás entiendan lo que en el fondo tu tampoco tienes muy claro. Antes de explicarlo debes hacerte la prueba del algodón: ¿Crees que serán capaces de explicarlo a otras personas y estas últimas de entenderlo? Sólo cuando verdaderamente comprendemos el cambio, podemos explicarlo con claridad.
Entender el trasfondo del cambio y sus diferentes perspectivas nos ayudan a realizar una gestión más eficaz. Seguro que, a partir de ahora, estos 9 consejos te ayudarán a afrontar el cambio de una manera distinta.