Esta semana recibía un recordatorio.
Cuando nos viene a la mente una idea nueva, solemos pensar en la parte de esa idea que creemos posible lograr. Y en base a ello, definimos el resultado que queremos crear.
Sin embargo, las personas que consiguen los resultados que todos admiramos, usan el proceso inverso. Primero deciden lo que quieren crear, y después piensan cómo podría ser posible.
Primero la visión, y después la posibilidad.
Porque si comienzas con lo que te parece realista, tu visión (tu gran hazaña o tu gran sueño) se verá dramáticamente reducida. Y de ese modo, nunca será algo especialmente valioso para ti. Carecerá de la inspiración suficiente, y la motivación será frágil.
Siempre digo que, si necesitas motivación para algo, o bien es porque ese algo no es lo suficientemente grande para ti o bien es algo que no necesitas (aunque no te hayas dado cuenta).
No consiste en buscar lo que nos parece fácil, porque te encamina hacia logros estándar.
¿Parece difícil?
Pues la verdad es que nada se vuelve más fácil; eres tú quien se hace mejor.
¿Qué quieres conseguir de verdad?
Nada es más fácil, tu te haces mejor. Nada es más fácil, tu te haces mejor. Nada es más fácil, tu te haces mejor. Nada es más fácil, tu te haces mejor. Nada es más fácil, tu te haces mejor. Nada es más fácil, tu te haces mejor.