Cuando tenía 20 años, en plena era Pentium, los ordenadores tenía un procesador de un único núcleo.
Si la necesidad del cliente lo demandaba, se inventaba un nuevo procesador con mayor capacidad.
Hasta que las necesidades se multiplicaron exponencialmente. Entonces, un único procesador dejó de ser suficiente.
Y sucedió algo que extinguió a los Pentium y sucesivos.
A alguien se le ocurrió la brillante idea de crear procesadores con varios núcleos de gran rendimiento, trabajando colaborativamente.
Un único ordenador con varios núcleos, liderando millones de datos, muchísimas más operaciones, con mayor rapidez, eficacia y acierto y con menor probabilidad de “error fatal”.
Hasta no hace mucho, las organizaciones también eran “Pentium”. Solían tener una única cabeza pensante que tomaba todas las decisiones.
Pero hoy en día, no hay líder en lo más alto de una compañía capacitado para gestionar la enorme cantidad de información y variables. Cuando todo depende de una persona, se actúa con mayor lentitud, en menor cantidad y con mayor probabilidad de equivocación.
Los constantes cambios, y la incertidumbre obligan a tomar mas decisiones, más rápidas y con menor margen de error.
Por eso las empresas más adelantadas buscan sacar más de su gente.
Les invitan a dar un paso al frente.
Los convierten en líderes entrenando sus capacidades de raciocinio y de toma de decisiones.
Así es como crean un pequeño ejercito de líderes inspirados, con la actitud adecuada, la valentía necesaria y un propósito común: la empresa.
De ese modo, se procesa más información y se toman de decisiones a la velocidad de la luz.
Las empresas con futuro son las que crean una red interna de líderes que trabajan colaborativamente. Así es como se anticipan y reaccionan más deprisa al entorno.
Una única mente, ya no es efectiva.
Hubo un tiempo en el que los procesadores Pentium, fueron el futuro. Hoy ese tipo de liderazgo empresarial también están cerca de su extinción.
¿Conoces empresas gobernadas por líderes «Pentium»?
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