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5 Claves para no perder la Humanidad en el Trabajo

Las lecciones son clave en el desarrollo de nuestra experiencia, hasta el punto que sin lección, no enriqueceremos nuestra experiencia. El inconveniente es que no siempre son evidentes. Las lecciones son más difíciles de extraer cuando todo va bien. Sin embargo, cuando las cosas van mal, siempre resulta más fácil apuntar a los errores, especialmente cuando los errores los cometen otros.

 

¿Quién no ha padecido alguna vez un mal jefe? ¿Quién no ha identificado algunos de esos desaciertos? Pero ¿solemos extraer lecciones de esas malas experiencias? Siempre digo que un buen puñado de mis mejores lecciones provienen de los desaciertos que, bajo mi óptica, han tenido otros. Así que te presento 5 lecciones de gran valor, que las malas actuaciones de mis jefes me dejaron. Lecciones que sin duda también han forjado una parte de la persona que hoy soy y que a menudo recuerdo para nunca perder la humanidad en el trabajo.

1) Cuidado con lo que dices porque tendrás que hacerlo.

¿Cuántas veces has visto a alguien llenársele la boca prometiendo un montón de cosas que nunca llegaron?  Seguro que lo has experimentado.

Aún recuerdo escuchar a un jefe enumerar toda una lista de beneficios que íbamos a obtener en función de nuestro trabajo. Recuerdo que dos años después, no podía hablar nunca con él, sin recordar sus promesas incumplidas. Ya nada fue igual. Es fácil hablar y prometer. De hecho es gratis, al menos, hasta que llega el día en el que hay que pagar por ello. Así que, desde entonces, trato de mantener la sensibilidad suficiente cuando prometo que haré algo y de ese modo no causar la misma impresión que quedó marcada para siempre en mi. Esta, además es una de mis 5 lecciones de liderazgo aplicables con hijos.

2) Compórtate acorde a los mismos valores, no de manera interesada

Esta es una las mayores lecciones, por no decir que la que más me ha impactado siempre. No hay nada peor que ser abanderado de unos valores personales, defenderlos de palabra a capa y espada y a las primeras de cambio olvidarse de ellos. Donde dije digo, digo Diego. Cuando no mostramos el más mínimo reparo en cambiar nuestros valores a la velocidad del rayo, demostramos un bajo nivel de consciencia personal y de respeto por los demás.

Si nuestra esencia son nuestro valores, cuando demostramos tan poco respeto por ellos, ¿de qué está hecha nuestra esencia? Si los seres humanos estamos hechos de valores y los cambiamos con la misma rapidez que revisamos el móvil ¿de qué estamos hechos?

No cambies tu comportamiento por tus intereses sin antes haberlo chequeado con tus valores. No es sólo determinar qué nos interesa más. Nuestro comportamiento debe estar alineado con nuestros valores. Cuando no revisamos nuestros valores, tenemos comportamientos de mercenarios. Personas sin valores. Cuando nuestras decisiones son regidas por puros intereses personales, nuestros valores quedan en entre dicho.

Los valores personales están hechos de compromisos puros con uno mismo, no de intereses personales cambiantes.

3) Todo el mundo se merece tu confianza.

La confianza se da por adelantado. Yo te la doy y tú serás quien la pierda. Y no al revés, donde tú no tienes mi confianza y tú te la tienes que ganar.

Recuerdo escuchar que la confianza hay que ganársela. ¡ja! Pues entonces espera sentado. Porque ¿dónde está la línea de meta en la que me gano tu confianza? Me he topado con mucha gente que repite en voz fuerte el mantra “la confianza hay que ganársela” para sentirse con el derecho de exprimir aún más a la gente.

Mira, te propongo otra cosa. La confianza se da desde el minuto 0. Trabajamos juntos, y el tiempo dirá si la mantenemos o no. Pero de ese modo nos dejamos de preocupar por la confianza y nos dedicamos a cosas más importantes ¿no crees? Además, si me das tu confianza, ya haré todo lo posible por no perderla. Es mi responsabilidad mantener tu confianza en mi, del mismo modo que es tu responsabilidad que yo la mantenga en ti.

Finalmente y algo que siempre debemos recordar. La confianza es el fundamento del liderazgo, sin ella no es posible liderar. Punto. Sin confianza no hay aire que respirar, no hay atmosfera en la que sobre vivir, ni gravedad que nos mantenga unidos. Recuerdo decir al campeón del mundo de oratoria en su discurso final “Trust is a must”, pues eso, la confianza es obligatoria.

4) Recuerda la actitud que te ha llevado hasta donde estás.

Se fiel a la actitud que te ha llevado hasta donde estás. Es habitual. Personas que han alcanzado un gran éxito. Que lo han conseguido gracias a su actitud servicial con las personas, por su preocupación por los demás… pero que una vez en lo alto de cima se olvidan. Es como si sufrieran un lavado de cerebro. Como si hubiesen sido abducidos por los extraterrestres, cambiando su personalidad y por tanto su actitud.

Es muy costoso llegar hasta donde te encuentras. Lleva años de esfuerzo. Sin embargo, es muy fácil perder la actitud que nos tendió el camino y con ello, perder a la gente que te apoyó en el camino. La actitud es la gran valedora de nuestro ascenso, y su carencia, la mayor de nuestras debilidades.

5) Habla con la gente antes de actuar o tomar decisiones que les puedan perjudicar.

Las decisiones se toman después de hablar, no al revés. Nunca fue bueno tomar decisiones y después hablar sobre ellas, porque a nadie le importa y porque nadie se verá reflejado en ellas.

Esta situación es omnipresente. Enterarnos cuando todo se ha decidido. Especialmente cuando somos, incluso quizá, la parte más interesada o la parte que más tiene que aportar. Cuando no formamos parte de la decisión final, aparentemente por rapidez, la misma rapidez que por otro lado no parecía haber durante los meses anteriores… y pasamos a ser muy perjudicados porque nos tendremos que comer los errores que no han considerado los demás… errores que si tu hubieses estado ahí en la mesa de las decisiones no habrían sucedido…

Los partidos se juegan en equipo y no individualmente. ¿Recuerdas aquello de las estrellas ganan partidos y los equipos ganan campeonatos? Las estrellas individuales no pueden ganar campeonatos porque el equipo acaba harto de sus aires de grandeza. El rendimiento cae en esos casos por los suelos.

Así es como aprendí que hablar con la gente antes de tomar decisiones que puedan perjudicar a todos, impidiendo al equipo participar, simplemente porque tu ego te aceleró… es la manera más rápida de comenzar a perder nuestras reservas de confianza que los demás pudieran tener en nosotros. Nadie desea que los demás le “enmarronen” sin haber podido dar su opinión.

A menudo nos confundimos pensando que la experiencia” es el mejor amigo del profesional. Lo cierto es que el mejor amigo del profesional es  “la evaluación de esa experiencia”. Sin evaluación no hay lección. Y sin lección, no hay mejora.

Dime, ¿cuál de estas cinco lecciones, para no perder la humanidad en el trabajo, resuenan más dentro de ti?

  1. Cuidado con lo que dices porque tendrás que hacerlo.
  2. Comportante acorde a los mismos valores, no de manera interesada.
  3. Todo el mundo se merece tu confianza.
  4. Recuerda la actitud que te ha llevado hasta donde estás.
  5. Habla con la gente antes de actuar o tomar decisiones que les puedan perjudicar.

¿Qué otras importantes lecciones has aprendido para no perder la humanidad en el trabajo?

Me encantaría conocer alguna de esas lecciones que te han marcado y has aprendido de jefes que necesitan mejorar.  Te invito a que hagas tus comentarios más abajo. Saludos

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