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El Error Nº1 a la Hora de Contratar Talento

–No lo entiendo. Hemos invertido un montón de dinero en identificar el mejor talento. Pero… a veces creo que si hubiésemos contratado a otras personas, cualquiera que fuesen… hubiésemos obtenido los mismos resultados.

–¿Es posible que no hayáis sido suficientemente eficaces a la hora de detectar el mejor talento?

–Quizá sea ese el problema… pero algo me dice que hay algo más que no termino de comprender.

¿Cuánta ventaja proporciona el talento? Es decir, contratas el mejor talento, pero ¿qué esperas que te de ese talento? y ¿durante cuánto tiempo?… A propósito, déjame preguntarte ¿qué le das a ese talento, más allá de dinero?

El talento sólo te da la cabeza de la carrera nada más comenzar. Si quieres ganarla deberás seguir desarrollando el talento porque de la competencia debes esperar que se desarrollen para tratar de mejorar y superarte. Es una carrera de larga duración donde quien no va ganando hará todo lo posible por mejorar para ganar.

 

Muchas veces pensamos que el talento es suficiente… pero el talento sin desarrollo, no sirve de nada.

 

Es un error común pensar que contratar talento es suficiente… cuando en realidad es como si comenzásemos una carrera de 100kms con 50 metros de ventaja. Si 50 metros nos parecen muchos metros, es porque no somos capaces de entender que la carrera es infinitamente más larga e importante que esos primeros metros.

No es un concurso de belleza donde la ventaja inicial, aquella con la que se nació es prácticamente insuperable.  Con la belleza se nace, pero para cualquier otra cosa, el talento no es más que una ventaja inicial altamente insuficiente en carreras de larga distancia. Justo el tipo de carreras como las que suceden en el mundo empresarial, cada día, durante años.

No contrates por talento, si no piensas ayudar a crecer a ese talento, al menos te ahorrarás esa inversión. Si tu talentosa plantilla no crece, ten por seguro que otras plantillas sí lo harán, con lo que la diferencia competitiva desaparecerá. Sin olvidar que tu gente posiblemente se marchará a esa otra empresa donde sí les permitan crecer. El motivo es que por algún motivo, el talento necesita crecer y si no se le proporciona ese crecimiento, te abandonará en cuanto pueda.

Como dijo el talentoso escritor Stephen King después de escribir un buen número de buenos y otros no tan buenos libros:

 “el talento es más barato que la sal de mesa. Lo que separa al individuo talentoso del éxito es mucho trabajo duro”

El talento no es suficiente. Requiere irremediablemente de su desarrollo. Ningún talentoso atleta fue campeón olímpico sin entrenar. Ningún talentoso tenor hubiera sido idolatrado sin ensayar, ninguna talentosa bailaría hubiera sido envidiada si no se hubiese desarrollado. Piensa el algún talentoso futbolista que nunca será lo que podría haber sido. El talento da ventaja… pero sólo al principio.

Los grandes resultados empresariales siempre son precedidos por la preparación oportuna, por el desarrollo de sus profesionales, no por comprar los mejores artefactos ni contratar a las más talentosas personas y después encerrarlas esperando a que lo den todo.

No habrá logro sin oportunidad, y no habrá oportunidad sin crecimiento.  En muchas ocasiones estamos tentados por saltarnos la formación que produce el crecimiento. Pero eso es como salirnos del camino… y lo cierto es que el crecimiento es el camino.

Cuando crecemos, nuestro talento también lo hace. El talento no es algo fijo, sino algo que se puede expandir. Se ha estudiado que el talento, en el caso más favorable te puede dar una ventaja máxima de un 20%. Máximo. Piensa cual era tu nivel profesional tu primer año y compáralo con el que ahora tengas… La ventaja inicial del 20% no es tanto con una perspectiva a varios años ¿verdad? Menos aún es cuando la gente se forma, porque tanto los cambios como los acontecimientos se aceleran.

Ahora bien, si el talento no es suficiente ¿qué pasaría si desarrollásemos a quienes ya tenemos con nosotros?

El carácter de una empresa, cuando proporciona crecimiento a sus empleados, protege y fortalece sus vínculos internos. Cuando la gente entiende que su trabajo importa hasta el punto de querer verles crecer, la gente se compromete a hacer un mejor trabajo. Cuando alguien cree en ti, ¿no tratas de devolver esa confianza con lo que más le importa a la empresa?

Un atleta no está todo el día corriendo, aunque ese el fin de su actividad. Un atleta hace otro tipo de entrenamientos paralelos, fuera de la pista, para poder mejorar su carrera en la pista. Un atleta no gana por talento, gana por el desarrollo de su talento.

El talento está sobrevalorado cuando pensamos que por sí mismo nos dará resultados. La liebre perdió contra la tortuga, la cigarra acabo pidiendo misericordia a las hormigas. El talento de la liebre o de la cigarra no fue suficiente. El trabajo de la tortuga o de las hormigas, sí.

Así que quienes apuestan por el talento, pero no lo cultivan… actúan como la liebre o la cigarra. Una cosa es la confianza, y otra bien distinta es la inconsciencia.

Quizá antes de buscar el talento ahí afuera deberíamos hacernos esta pregunta:

  • ¿Cómo estamos desarrollando el talento de nuestra empresa?
  • ¿Talento o desarrollo profesional? Si solo pudieses elegir uno, ¿con cual te quedarías?

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