El abuelo nunca visitó la España de sus padres desde Argentina, país en el que vivía. A pesar de que 4 de sus nietos emigraron en los noventa a Madrid, el nunca fue a visitarlos. Ni siquiera consideró las innumerables invitaciones que dos de sus hermanas, residentes en la Galicia de sus antepasados, le hicieron durante toda su vida para visitarles.
Tampoco dejó a un lado su dieta híper calórica y saturada en grasas. A pesar de las innumerables recomendaciones de su médico de cabecera, nunca hizo nada por mejorar su salud. Comer era lo mejor de su día.
El abuelo no era una persona que se visualizara subido en un barco o un avión rumbo a España. Tampoco comiendo de manera más saludable.
No podemos cambiar a las personas
Algo que tengo muy claro es que no podemos cambiar a una persona si esa persona no quiere. Es imposible. Da igual que sea para mejor. Da igual si cuesta mucho, poco o lo beneficioso que pueda resultar.
Sin embargo, lo que sí está en nuestras manos es crear el entorno adecuado donde pueda nacer y crecer de manera natural ese cambio. Un ecosistema con la capacidad de inspirar y motivar al cambio.
Entonces, y sólo entonces, el cambio no será por imposición, sino por convicción. De ese modo es como sucederá.
Los números lo avalan
Un estudio realizado con pacientes con problemas coronarios de gran riesgo, a quienes se les explicó la necesidad urgente de llevar a cabo cambios en sus hábitos de alimentación y ejercicio concluyó, que sólo 1 de cada 7, fueron capaces de seguir las recomendaciones. Como verás, nos cuesta cambiar hasta cuando se trata de vivir más y mejor. Si hasta el incentivo de la vida no es suficiente, imagínate el que pueda ofrecer una empresa a sus empleados.
A todo el mundo le gustaría mejorar su vida en algún aspecto, pero pocas están dispuestas a cambiar. No hay nada más difícil que afrontar un proceso de cambio.
Crear el ambiente
Las empresas a veces nos empeñamos en cambiar a las personas. Las personas insistimos en cambiar a los demás. Si innovar o tomar decisiones cuesta, no es nada con lo difícil que es afrontar el proceso del cambio.
El cambio no se basa en lo buena o excelente que sea la idea, sino en el ambiente con la capacidad de crear la confianza y el deseo que todo cambio importante necesita. El cambio se puede estimular.
Todo cambio debe contener un trocito de lo que esa persona quiere ser y estar haciendo en el futuro.
Entonces, la historia de ese cambio sonará mucho mejor. Será la historia que incluye un trocito de cada una de las personas que queremos que empujen en la dirección que queremos.
No es el cambio. No es la idea. Tampoco los beneficios ni la lógica. Es el clima el que facilita el cambio. El clima que permite verse reflejada a cada persona en un futuro mejor. Siempre podemos crear las condiciones que estimulen ese cambio. Tal vez así, el abuelo hubiera visitado España o habría mejorado su calidad de vida.
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